No me considero científico, ni forense, ni nada que se le parezca, soy un buen tomador de café, que comparto mi pasión con Uds. Pero en el post de hoy, vamos a reconstruir la escena del crimen, de una taza del café espresso, CSI COFFEE me gustaría llamarlo.
Antes que nada, el error más común, es recibir una taza fría, es decir, una taza a temperatura ambiente, que no ha sido colocada en el calienta tazas de la máquina espresso. La temperatura de la taza, aunque no parezca, es demasiado importante. Una taza caliente, permite antes que nada que el café mantenga la temperatura y no se enfríe tan rápido, además la taza caliente permite que la crema del espresso sea más compacta y no se rompa. Y Por último, hace que la experiencia sea más agradable, el hecho de tomar un espresso en una taza fría, incluso llega a cambiarle el sabor.
Luego de esto, automáticamente mi instinto me lleva a oler el espresso. Una inhalación profunda, es en esa bocanada de aire, que descubro el tostado del café, el grano, lo más grave, si la preparación del espresso fue correcta. Si el olor es a quemado, pues no lo duden, el café se quemo en la extracción por la máquina espresso. No se purgó la máquina antes de la extracción, y pasó vapor de agua a la mezcla, cosa que le cambia totalmente el sabor. Otra cosa que pudiera estar pasando, es que no es la dosis de extracción adecuada, es decir, se uso por segunda vez la misma carga de café. Error garrafal.
EL olor del café debe ser a tostado, nunca a quemado. Debe oler a pan tostado, almendras, nueces, si el aroma no se asemeja, mis queridos amigos, sencillamente le quemaron el café.
Después de hacer mi labor de sabueso, forzosamente veo la crema. Y es ahí la verdadera decepción. Por lo general NO HAY CREMA en los espressos que nos sirven en cualquier lugar. Y de haberla, es poca, muy escasa (esto indica un tostado inadecuado, que se haya utilizado menos dosis de café de la que se debe, o q esté quemado el café). Es triste que en cualquier sitio no haya nadie con criterio a la hora de servir un espresso. Sencillamente sirven cualquier cosa que salga de la maquina y caiga en una taza. Hay veces que hay “buena” crema. Pero es de color marrón muy oscuro, y con algunos puntos en la superficie. Esto es el resultado de haber quemado el café en la extracción. EL color de la crema debe ser entra marrón y avellana, con vetas de colores más claros y más oscuros, y muy homogénea y compacta en la textura.
Pero la prueba de fuego, es cuando lo pruebo. El sabor a quemado es ineludible, fuerte e intenso. De nuevo, se confirma la mala extracción y mal manejo de la maquina espresso. Es casi aguado, siempre les he dicho que es imposible hacer un guayoyo con una máquina de café espresso. Están diseñadas para otro tipo de preparaciones. El sabor de un espresso, es una mezcla de ácido, amargo, dulce, astringente, debe tener cuerpo, consistencia y una textura aterciopelada.
Son pruebas que ponen a trabajar los sentidos inmediatamente.
Por último, después de haber terminado el espresso (o haber hecho el intento) lo que se espera que quede en la taza, es crema color avellana, por supuesto, algo más ligera ya que nos tomamos buena parte de ella. Es por esto que el espresso debe tomarse en tazas blancas, para poder ver y distinguir la calidad, color y textura de la crema. Lo habitual es conseguirnos muy poca crema desde que nos sirven el café, y menos aun cuando ya hemos finalizado de tomarlo.
Con esto, no pretendo sino despertar el barista en potencia que tenemos dentro, y exigir calidad a donde vayamos. No es justo tener que pagar por un mal café. Controlando un par de factores es posible tomarse un espresso perfecto.
Hasta la próxima
Café y Vida
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